En el bosque de Sauces, vivía Osi, un oso pardo que siempre estaba acompañado de su madre. Habitaban en una cueva
pequeña pero acogedora, donde pasaban los días fríos y cálidos. Allí, Osi aprendía sobre la vida con el mejor ejemplo: su mamá.
Un día, mientras pescaba en el río para la cena, Osi escuchó una voz del otro lado. Era un zorro que lo convenció de
cruzar el río, pese a la regla establecida por su madre. El zorro dijo: «Mamá osa no quiere que su osito sepa la verdad
sobre su origen». Osi, confundido y dudoso, finalmente cruzó el río.
Al llegar al otro lado, se sentía desorientado y temeroso. Un sapo se burló de él, diciendo: «No puede ser, el hijo adoptado de mamá osa». Osi se sintió confundido y herido, y comenzó a correr lejos de allí.
Pasaron los meses, y llegó el invierno. Osi, sin hogar y divagando por el bosque, se encontró con un búho sabio. El
búho le dijo: «Las raíces que nos nutren no son las mismas que nos definen». Osi reflexionó y se dio cuenta de que su verdadera familia era la que lo había criado con amor.
Osi regresó a su cueva, donde encontró a su madre esperándolo. Se disculpó por sus errores y ella lo abrazó, curando sus heridas. En ese momento, Osi comprendió que el amor y la gratitud hacia su madre eran más importantes
que cualquier duda sobre su origen.
MORALEJA:
El amor sincero no es el que nace en la sangre, el amor sincero es aquel que te cuida y entrega su corazón. Debemos agradecer a quien nos cría, cuida y protege y estar día con día agradecidos por quien nos hace familia.
Autores: Deysi Yaretzi Hernández Hernández y compañeros de 4A matutino